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sábado, 17 de abril de 2010

Otras lecturas




Cualquiera que haya leído los cuentos de Quim Monzó, reconocerá en Papini a una de sus grandes influencias. En Las almas cambiadas, como en El piloto ciego, Papini hace gala de su muy sutil sentido del humor, así como de una rara habilidad de introducir lo fantástico en lo cotidiano de la manera más prosaica, directa y natural. 
En este libro, una selección de su libro de relatos Palabras y sangre (1912), casi todos los cuentos, desde el relato que da título al libro hasta el último, "Esperanza" pasando por "La primera y la segunda" o "El hombre que se ha perdido a sí mismo", giran alrededor de lo que constituye nuestra identidad. Y son todos pequeñas joyas.

Estos seis paseos son otras tantas conferencias que pronunció Umberto Eco en 1992-93 en Harvard. En ellas el autor explora diversos aspectos de la creación literaria y del acto de comunicación que supone el proceso de creación-escritura-lectura (recordemos que Eco es ante todo un experto en semiótica), de la relación (él habla de "pactos") que se establecen entre los diversos actores que intervienen en el "acto literario", desde el, según sus palabras, lector empírico, lector modelo, tiempo real, tiempo narrativo, narrativa natural, narrativa artificial, y unos cuantos conceptos más. 
Eco se sirve de clásicos de la literatura, novelas baratas, cuentos tradicionales, noticias, cine e incluso pornografía para recorrer estos bosques literarios. Libros recurrentes son Sylvie, de Nerval y Los novios, de Alessandro Manzoni. En el caso del primero, el autor siente auténtica devoción, y el lector acaba por contagiarse. 
Aparte de un par de ocasiones en que, en su afán por ilustrar un ejemplo se prodiga excesivamente en detalles, el libro es francamente interesante. Se trata de unas conferencias presumiblemente dirigidas a un público especializado en el estudio de la literatura, pero el estilo ameno y desenfadado de Eco, su capacidad de recurrir a todo tipo de textos, así como su erudición sin caer en la pomposidad, las hacen, a mi juicio, aptas para cualquier lector que quiera ir un poquito más allá en su disfrute de la lectura.

sábado, 19 de diciembre de 2009

El Piloto Ciego, de Giovanni Papini

Una de esas sorpresas que le deparan a uno las bibliotecas. Andaba yo torciendo el cuello y, no sé por qué, este libro me llamó la atención. Jamás había oído hablar de Giovanni Papini, a pesar de que en su país natal fue un autor tan conodico como controvertido y, hasta hace unas generaciones, era todavía relativamente conocido en España.
Parece haber sido todo un personaje. Como periodista, le gustaba escandalizar a los lectores y criticar a los famosetes de la época. Intelectualmente, pasó de ser un absoluto escéptico, a un fervoroso católico, pasando por ser un furibundo antisemita y declarado admirador de Mussolini.

Pero dejando estas cuestiones aparte, si tenemos que juzgarlo como escritor por El Piloto Ciego, me parece que estamos ante un extraordinario escritor. De hecho, Borges lo incluyó en su Biblioteca de Babel, y se dice de él que fue maestro de Dino Buzzati y discípulo de Poe. Y con esas credenciales...

La mayor parte de las historias, que tienen un fondo filosófico, combinan lo cotidiano con lo fantástico, aunque este elemento puede presentarse como algo perfectamente natural. Así, un hombre no se sorprende de encontrarse con su yo de hace unos años, o una bella joven puede prestar parte de su vida a otra como si tal cosa. En otros relatos, los protagonistas comparten nuestra extrañeza, como el hombre que reconoce hasta el último detalle de su vida en el libro que un desconocido ha escrito, o el que es víctima de la amnesia de los demás.

El libro se hace corto. Uno desea seguir leyendo más y más de estas historias fantásticas, irónicas, con un tono desencantado y melancólico. Afortunadamente, hay unos cuantos libros más suyos en las biblios de barcelona. No sé si se puede decir esto de un autor muerto hace 50 años, pero creo habrá que seguir de cerca al señor Papini.
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