martes, 15 de diciembre de 2009

El joven audaz sobre el trapecio volante, de William Saroyan


La impresión que deja esta colección de relatos es que el autor está buscando todavía su estilo. Este fue su primer libro publicado, a la edad de 26 años, por lo cual se le puede perdonar lo que, en mi opinión, constituye el principal defecto de este libro: su irregularidad.

Hay aquí dos Saroyan. Uno, el joven aprendiz de escritor, de origen inmigrante, que observa el mundo que lo rodea (San Francisco en la época de la Gran Depresión) y lo describe con ojos de niño introvertido, de adolescente impetuoso,o de veinteañero sin blanca, aficionado al jazz y aspirante a escritor. En estos relatos ("Sesenta mil asirios", "1 2 3 4 5 6 7 8", "Diecisiete años", "Harry", "Risa", "Con los extraviados" y algún otro), la capacidad del autor para crear excelentes relatos a partir de nimios recuerdos y anécdotas triviales es pasmosa. Saroyan sabe captar como nadie la extrañeza del niño en una tierra que no acaba de sentir como suya y la nostalgia de la que nunca conoció, en su caso, Armenia.

En "La tierra, día, noche, él", uno de mis relatos favoritos, describe con exquisito y prosaico lirismo las ensoñaciones y melancolía del joven
que se adentra con paso torpe en la madurez y, sentado a una mesa con su novia, está al mismo tiempo muy lejos de allí. Es un relato muy contenido, donde Saroyan sabe cuándo debe detenerse, qué hace falta decir y qué callar. No sucede así en "Guerra", donde peca de obviedad.

En el resto de relatos nos encontramos con el otro Saroyan, a mi juicio, más flojito, o todavía en busca de su estilo. Estos relatos no pecan tanto de obviedad como de pomposidad. "Hombre" podría haber sido un gran relato, pero lo estropea el tono trascendental. "Llega el gran árbol" es, en mi opinión, totalmente prescindible. Tampoco han llegado a convencerme algunos relatos en los que Saroyan confía demasiado en su capacidad para crear historias ("Un día de frío", "Groenlandia"), pero entre éstos, sí que he encontrado interesante "Yo sobre la tierra", que cierra el libro con toda una declaración de intenciones:
"¿Sabéis que no creo que exista la poesía, el relato o la novela como formas literarias? Creo que lo único que existe el ser humano. Lo demás son artima

ñas. Yo estoy intentando plasmar en esta historia al hombre que soy. Y tanto como pueda de mi tierra."



En resumen, El Joven audaz... es un libro, si bien irregular en temática y estilo, muy recomendable, y ya voy a empezar a buscar por las bibliotecas otros libros de este autor.


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