sábado, 28 de julio de 2012

Todos los caminos llevan a mi blog


Quería publicar esta entrada coincidiendo con la visita 50.000 a mi blog, y aprovechar para entregar al visitante un cheque por valor de otros tantos euros. Empero, por motivos ajenos a mi voluntad, me he visto obligado a publicarla con retraso, con lo que se acumula el bote para la visita 100.000.

¿Y dicen que esto también se come?

A todos nos gusta que los internautas se pasen por nuestro blog, y me imagino que no soy el único que de vez en cuando echa un vistazo a la pestaña de blogspot que dice "estadísticas". Ahí podemos ver cuáles han sido nuestras páginas más visitadas ese día, semana, mes o año. También podemos ver de qué parte del mundo recibimos más visitas.

Si vamos a la pestaña que dice "fuentes de tráfico", vemos el origen en la red de dichas visitas; algunas son de otros blogs conocidos, y otras, de redes sociales donde nos han enlazado. Sin embargo, el mayor volumen de visitas procede siempre de google. Si dentro de dicha pestaña, nos situamos en "mes" o "en cualquier momento", aparecerán sin duda los autores que más citamos, o sus libros más conocidos. Así, las búsquedas más habituales para este blog son, por este orden, voltaire, robert crumb, alejo carpentier, the killing y guy delisle. Este último conduce a mi entrada sobre Pyongyang, que empezó a recibir muchísimas visitas a raíz de la muerte del eterno Kim Il Jong. Nada especial hasta aquí.

Sin embargo, y aquí viene lo interesante, si nos situamos en "día", veremos, en la parte de abajo de la pantalla, el texto que ese día nuestros visitantes han introducido en google. Dado que en "semana", "mes" o "año" se recogen las búsquedas más numerosas, las inopinadamente extrañas sólo las encontraremos en "día".

Dos son los aspectos de este universo google que me tienen maravillado. Uno, el uso que le damos y la manera en que interactuamos con él. A veces parece que lo consideramos una especie de foro en el que podemos hacer preguntas y esperar que otro internauta las lea y nos responda. Pero es que algunas de esas búsquedas verdaderamente no tienen desperdicio.

El segundo aspecto que me deja absolutamente perplejo es el surrelista e inescrutable modo en que ese gugleo incluye nuestro blog entre los resultados de la búsqueda.

Así que hoy quiero compartir con vosotros algunas de las cosas que me he encontrado. Os prometo que son todas auténticas, y no he corregido ni las faltas de ortografía.


Para empezar por algo sencillo y no demasiado sorprendente, puedo decir que hay gente, por ejemplo, que introduce un texto como

pues debe ser una bellísima persona


el cual, esto sí lo sé, le llevó a mi entrada sobre Tiempo de Vida. También creo que puedo explicar la siguiente, donde la falta de ñ en algún teclado extranjero probablemente hizo que google confundiera la

biografía de nino bravo

con la de un servidor. Y ahora empiezan las sorpresas.

Un  bigote como cualquier otro

Parece ser que los bigotes tienen especial prominencia en mi blog, dado que he recibido visitas a través de búsquedas tales como

bigotes judíos

o el enigmático

llego el bigote stalin

cuando, en realidad, un bigote es lo más normal del mundo. Lo sabe muy bien el que buscó

hombres comunes con bigote

Preciosa mujer vampiro

No es de extrañar que la palabra "vampiro" dirija la búsqueda hacia este humilde espacio. Me pregunto si el siguiente era el título de una película con Peter Cushing:

el jardín de los vampiros

Quizá en ella había una memorable

escena donde niño vampiro cae al barro

pero lo que de verdad hacía de aquella película una obra inolvidable eran las

fotos de mujeres vampiro preciosas

La influencia de esta película todavía se deja sentir sobre el ciudadano de Sevilla que decidió dar un giro de 180 grados a su vida:

ke demo aser para ser un vampiro

y por lo visto nos hallamos ante una pasión que trasciende sexo y edad:

como ser vampiresa nauralmente con nueve o diaz años


No sé si debo enorgullecerme de que sean poquísimas las búsquedas de guarrerías que apuntan al blog. Me pregunto si la siguiente demuestra un sincero interés en averiguar más sobre el Conejo Blanco del libro de Carroll, o es el título de una peli S de los 70.

el conejo de Alicia

Otras referencias, o bien son demasiado oscuras, o bien hace demasiado tiempo que no leo la sección de contactos del periódico:

zip zap con señora viejita

Con lo fácil que es hablar claro:

joven ruso desnudo

Cuánto te quiero, Ana Mari

Pero no todo es sexo. Hay quien utiliza google para dar rienda suelta a su vena más romántica:

cuando conoces a alguien especial dan ganas de dejarlo todo

mientras que otros siguen desesperadamente el rastro de un antiguo amor de verano:

chicas que se llaman ana maria mahu de rumania

o búsquedas un tanto más prosaicas:

el chico del periódico no ha llegado

Tengo una pregunta para usted

La crisis ha provocado que la gente empeñe sus tesoros más preciados

cuanto vale los poemas de stevenson

y no es el único que ve en google un océano de información, idóneo para lanzar un mensaje en una botella:

alguien ha leído la obra santa rusia de jacinto benavente

No faltan tampoco los que desahogan en el buscador sus decepciones lectoras:

roberto bolaño coñazo

mientras otras se afilan las uñas:

indirectas de odio para a una amiga

Siguiendo las convenciones

El campo de la medicina también oculta interesantes revelaciones, como por ejemplo descubrir que existen por lo menos dos tipos de histeria:

imágenes de histeria convencional 

¿Cómo será la no convencional? Pues seguro que no tan interesante como la lista de

personajes históricos con fimosis

Y si la fimosis puede ser dolorosa, no quiero imaginar la

castración con anillo de Wilson

Y me dejo un sinfín de enigmáticas búsquedas que no podría agrupar sino en "misceláneas". Ved si no:

anillo bloqueo puños massi       un hijo dándole dinero al padre             asiáticos socialistas    


uniformes escoceses napoleónicos           con un 6 y un cuatro hago tu retrato origen .....


En fin, que aunque me alegra haber recibido más de 50.000 visitas, creo que tendré que moderar mi alegría, al constatar que un gran porcentaje de los que llegan a mi blog lo hacen en busca de bigotes, manuales de vampirismo, o información sobre el modo en que la fimosis ha marcado el curso de la historia.

domingo, 22 de julio de 2012

El orientalista, de Tom Reiss


Pues va a resultar que al final los textos de contraportada sí van a servir para algo. Porque si no, dudo que hubiera sacado de la biblioteca el libro de un autor de nombre un tanto anodino y del que no había oído hablar jamás. (En realidad, sí acostumbro a sacar muchos libros de autores para mí desconocidos, pero sus nombres tienen que tener muchas consonantes juntas y como mínimo una k). Pero le eché un vistazo, mis antenas registraron Lenin, Nicolás II, Odesa, Bakú y República de Weimar, y dije "al saco".

No es Lev Nussimbaum, sino Kurban Said

En español no está aceptada la palabra "serialidad", pero a mi padre, que era extranjero, le gustaba y la empleaba con mucha frecuencia. Se refería con ella a ese fenómeno que todos conocemos y que consiste en la aparición de repente, y en cualquier momento y lugar, de constantes referencias y alusiones a algo cuya existencia desconocíamos hasta ese momento, o que sencillamente habíamos olvidado. Así, por ejemplo, si vemos en una película a un actor al que hacía años que no veíamos, ahora se nos aparecerá en tres o cuatro películas seguidas. Del mismo modo, apenas había empezado yo a leer este apasionante libro sobre el misterioso autor de un libro llamado Ali y Nino cuando, voilà, en la FNAC me encuentro con el libro en cuestión, publicado recientemente por Libros del Asteroide.

No es Lev Nussimbaum, sino Essad Bey

La serialidad continuó cuando descubrí que en el maravilloso blog Poemas del Río Wang (una mina de oro para los enamorados de la cultura eslava y de Europa Central y Oriental) ya había una excelente entrada, como son todas las de ese blog, (y a la que, me temo, poco tengo que añadir con la mía.)

Principios del siglo XX. Los pozos petrolíferos de Bakú abastecían a medio mundo

La gestación del libro se remonta a 1998, cuando el autor, periodista norteamericano, viajó a Bakú para escribir sobre el nuevo boom petrolero de la ciudad, y un amigo le recomendó la ya mencionada Ali y Nino como introducción a la ciudad y a la cultura del Cáucaso en general. Una vez allí, se encontró con que la novela en cuestión era considerada la obra cumbre de la literatura azerí, y que su guía era capaz de citar fragmentos enteros, y mostrarle lugares donde antaño se levantaban edificios mencionados en la obra.


Y como suele pasarnos a los lectores, al leer el libro Reiss quiso saber quién lo había escrito. Se encontró con que el nombre de Kurban Said estaba envuelto en misterio y leyendas. Sin ir más lejos, muchos hoy en día siguen negando que Kurban Said fuera el pseudónimo de Lev Nussimbaum, y a lo largo de los años se han barajado diversos nombres como el verdadero autor. Así que Reiss se puso a investigar por su cuenta. A partir de ese momento, y a través de la crónica de dicha investigación, el lector se embarca en un viaje que va desde el Bakú de las torres de petróleo, los Rothschild y los hermanos Nobel hasta la Italia de Mussolini, pasando por la Revolución Bolchevique en Rusia, la República de Weimar, el sionismo, el orientalismo e incluso la etnografía.


Hay que hacer un aparte sobre el término "orientalismo", que en 1978 dio título a la obra de otro Said, Edward. Por resumirlo de manera muy sucinta, este intelectual y activista palestino fallecido hace pocos años definía el orientalismo como la actitud condescendiente de occidente para con oriente, y lo consideraba consecuencia de una mentalidad imperialista que aún pervive. No voy a entrar en ese tema, pero sí diré que Lev Nussimbaum (¿he dicho ya que Essad Bey, Kurban Said y Lev Nussimbaum fueron la misma persona?) y otros entendían el término de manera muy diferente. Su postura venía a ser no muy diferente de la de aquellos rusos eslavófilos tan del XIX, es decir, personas de "oriente" que quieren apartarse de la influencia corrompedora y materialista de occidente, y abrazar una cultura y espiritualidad común que tiene sus raíces en el levante, al este del Cáucaso, o allende Estambul. Aquí hay que hacer hincapié más en el "común" que en la "espiritualidad". De ese modo entenderemos más fácilmente que un judío como Nussimbaum no tuviera ningún problema ni escrúpulo en convertirse al Islam. En aquel Bakú de principios del siglo XX (donde Stalin empezaba a desarrollar su carrera de bandolero y extorsionador), una musulmana amiga de la infancia de Lev señalaba que no le sorprendía la conversión de éste al Islam y nos daba un ejemplo más concreto de aquel orientalismo:


"Ser musulmán como lo era mi familia significaba tener una religión universal, respeto por la tradición, pero nunca un dogma".

A diferencia de tiempos más modernos, Nussimbaum, junto con el resto de orientalistas, ensalzaba lo que une a judíos y musulmanes, que no es sólo el profeta Abraham, sino sobre todo las mismas raíces semitas. Y hablando de Stalin, de quien Nussimbaum escribió una biografía (Stalin: la carrera de un fanático): la madre de Lev, una revolucionaria radical que acabó quitándose la vida, quizá desgarrada entre su ideología y su familia (el padre de Lev, Abraham Nussimbaum, era un magnate del petróleo), fue amiga de Iósif Vissariónovich y se dice que incluso colaboró con él y sufragó sus actividades.


Tom Reiss se ha basado en innumerables fuentes, pero sobre todo tuvo la enorme fortuna de localizar el rastro de la última editora de Nussimbaum, quien le preguntó si había leído "la otra novela que [Nussimbaum] escribió con el pseudónimo de Kurban Said". ¿No? Pues aquí se la dejo. Seis cuadernos escritos con letra microscópica que Nussimbaum escribió en su lecho de muerte y que constituían no una novela, sino nada menos que sus memorias.

Los Judíos de las Montañas, originarios de Persia y asentados en el Cáucaso desde el s. V. El terror de los nazis era que los judíos pudieran ser tan arios como ellos

El Cáucaso es esa parte del mundo que a todos nos suena (una buena parte, si no la mayor, de los que leéis esto probablemente seáis "caucasianos") y que pocos acertaríamos a situar en el mapa. Reiss nos introduce de una manera clara y cautivadora en su historia, y ensambla los aspectos políticos, geográficos, étnicos, religiosos y económicos con pasmosa claridad. Tenemos por un lado esa especie de oasis de libertad y tolerancia religiosa, Azerbayán, adonde se dirigían los judíos que huían del siniestro Territorio de Asentamiento en que el zarismo los tenía confinados. Pocos años más tarde, esos mismos judíos eran capaces de amasar inmensas fortunas gracias a la floreciente industria petrolera. Por otra parte, tenemos los inicios de la revolución, y el terreno idóneo para que Stalin y sus esbirros hicieran de las suyas con sus asaltos y "expropiaciones". Está también el retrato de las diferentes etnias que habitan la región, desde azeríes hasta georgianos, pasando por armenios o las fascinantes comunidades de Judíos de las Montañas. Y qué decir de esas descripciones de los fuegos espontáneos que brotaban a lo largo de la costa de Azerbayán, tierra rebosante de petróleo y gas natural, fuegos que antaño atraían a adoradores del fuego de toda Asia. (Es en ese momento cuando uno se pone a investigar sobre la conexión de esos fuegos naturales y la religión, y llega al Zoroastrismo, y... eso sucede  en casi cada página; éste es uno de esos libros que despiertan una curiosidad voraz).

El fuego permanente de Yanar Dag ("Montaña de fuego"), en la península de Absheron

La historia de los Nussimbaum padre e hijo propiamente dicha no tiene desperdicio y los episodios, a través de mares y desiertos, con escenarios como Bujara, Persia o el Mar Caspio, con encuentros con bandoleros, mencheviques o caravanas de camellos, se suceden a cuál más extraordinario e inverosímil. Reiss no oculta que la desbordante imaginación de Lev se prestaba a la exageración, pero en cualquier caso, la vida de nuestro amigo fue una aventura constante en huida de revoluciones y persecución.




Antes de poder ganarse la vida con sus libros, Nussimbaum pudo ir tirando, viajar y estudiar gracias a las "almas muertas" que vendía su padre. Estas almas muertas eran el gogoliano nombre con el que se conocía en Europa el mercado de valores extranjeros, más concretamente los pozos petrolíferos expropiados por los bolcheviques. Tan confiados estaban los mercados en que el comunismo tenía los días contados que el valor de dichas almas muertas, mientras les quedó alguna por vender, permitió a los Nussimbaum un nivel de vida relativamente acomodado. Cuando se les acabaron, o cuando se vio que el experimento marxista tenía cuerda para rato y, por tanto, las almas muertas se convirtieron en parcelas en la luna, Lev comenzaba su exitosa carrera periodística y literaria. Las penurias de Lev todavía tenían que esperar.


Nussimbaum fue un escritor prolífico, que en sus apenas 36 años de vida publicó casi una veintena de libros, entre ensayos, novelas y biografías (a la ya mencionada de Stalin, añádanse las de Lenin, Nicolás II, el Shah de Persia o el profeta Mahoma). Cuesta hacerse a la idea de la celebridad que llegó a alcanzar Nussimbaum en Europa o Estados Unidos, siendo como es hoy un autor prácticamente desconocido en todo occidente, pero lo cierto es que fue un autor de gran éxito en todo el mundo.




En su huida constante, Nussimbaum nunca dejó de forjar su propia leyenda. Mientras tanto, su sueño orientalista se veía, por fuerza, limitado ante la certeza de que occidente era el mejor baluarte contra el comunismo. Su odio al bolchevique lo llevó a tontear con el totalitarismo de signo contrario. (En sus acuciantes problemas posteriores, Ezra Pound, el poeta filonazi, hizo todo lo que pudo por ayudar a Lev. No sabía que su verdadero apellido era Nussimbaum). Lev no llegó tan lejos como para cerrar los ojos ante la que se avecinaba en Alemania (aunque aguantó allí mucho tiempo), y tras el anschluss abandonó Viena a toda prisa y se marchó a Italia. Sin embago, allí sí cometió el error de creer que Mussolini defendería a los judíos frente a Hitler. Lev intentó por todos los medios convertirse en el biógrafo oficial del Duce, y cuando quiso darse cuenta de su error y huir de nuevo, esta vez a los Estados Unidos, era ya demasiado tarde. Se le habían cerrado las puertas de salida, y las autoridades comenzaban a investigar su origen étnico.

A la izquierda, un decrépito Lev de 35 años. A la derecha, Giamil Vacca-Mazzara, un personaje digno de su imaginación

Los últimos meses de su vida fueron para Lev un auténtico infierno. Separado de su padre (que fue deportado y murió probablemente en Treblinka) por las vueltas que da la vida, Lev se encontró con el consuelo y la ayuda de unos pocos -aunque fieles- amigos, en Positano, Italia. Allí desarrolló una rara enfermedad conocida como el Síndrome de Raynaud, que lo mantuvo en agonía e implorando morfina hasta el fin de sus días.


El orientalista resulta absolutamente fascinante desde la primera hasta la última página, y es preciso aclarar que no he mencionado aquí más que una pequeñísima parte de todo lo que este libro tiene que ofrecer. Como ya he dicho, uno se ve impelido a consultar la enciclopedia una y otra vez, y no puede evitar perderse en ella, para luego volver al libro con renovado placer. También hay que señalar que Reiss tiene mucho más de periodista que de "novelista", lo que supongo que en este caso se puede considerar una virtud. Quiero decir con esto que el autor no se considera una figura lo bastante relevante como para recrearse en el proceso de investigación, o intentar hallar un vínculos entre la historia de Nussimbaum y la suya, como sí habría hecho un "escritor". Pero he de insistir en que eso es aquí una virtud, y que el estilo de Reiss, si bien no es brillante, sí es absolutamente claro, efectivo y ameno; se le nota madera de gran periodista. En definitiva, se agradece al autor no sólo que haya escrito un libro apasionante, sino también que lo haya hecho con humildad y sin alaracas.
Uno de mis libros del año. Y ahora sólo me queda ir a por Ali y Nino.

domingo, 1 de julio de 2012

Mano invisible, de Adam Zagajewski


Algo tiene la poesía polaca contemporánea que atrapa, fascina, conmueve y en ocasiones hasta divierte a este lector. Esto es así sobre todo con Wislawa Szymborska, quien nos dejó este año, y que fue autora de algunos de los poemas más lúcidos, originales y divertidos que recuerdo.
Otro de los grandes es Czeslaw Milosz, considerado por muchos el más grande poeta del siglo XX. Desconozco los baremos que se utilizan para esas mediciones, pero sin duda algunos de los poemarios de Milosz, antologizados en Tierra inalcanzable, que espero reseñar algún día, son absolutamente soberbios.
Poco puedo decir de Zbigniew Herbert, otro de los grandes (y que era descendiente del poeta religioso inglés george Herbert), puesto que todavía no lo he leído, pero desde luego su puesto como referente de la poesía polaca y su prestigio se perciben en la obra de Milosz y cabe suponer que también en la del poeta que hoy nos ocupa, Adam Zagajewski.


Tras Tierra de fuego y Deseo, Mano invisible es el tercer libro de poemas de Zagajewski que leo, y una vez más, me han sucedido esas cosas que, dicen los entendidos, nos produce la buena poesía. Si no sabéis a qué me refiero, tan sólo guglead "la poesía produce".

Zagajewski, nacido justo al final de la Segunda Guerra Mundial, no fue testigo directo de los horrores de aquellos años y todos los anteriores. Además, sus tribulaciones más significativas tuvieron lugar cuando él contaba apenas unos meses. Su familia fue expulsada de Lvov, que había pasado a pertenecer a Ucrania, y esa ciudad, hoy Lviv, adquirió tintes casi míticos en la mente del poeta, lo que daría lugar a su ensayo / libro de memorias Dos ciudades, que sólo de recordarlo me están entrando ganas de releerlo. Pero volviendo a nuestro poeta, se me ocurre que, en contraste con Milosz, Zagajewski es un "poeta tranquilo". Su poesía tiene poco de elegía, y casi nada del peso de la culpa, la culpa de todo un continente, que cargó Milosz a sus espaldas.

Gliwice, ciudad en sepia donde vivió el autor con su familia tras su expulsión de Ucrania

El Zagajewski más reconocible es el poeta que, en sus recuerdos de infancia, en un detalle cazado al vuelo en un café, en la menor trivialidad cotidiana sabe hallar sencillas revelaciones de gran profundidad, expresar sentimientos universales a menudo inefables, y dar cita en un mismo verso a lo bello y lo terrible, lo efímero y lo inmortal.
                   
                   ARKONSKA, 3
                                                           [En Gliwice]
La señora Mazonska era nuestra vecina del rellano,
en Arkonska, 3 (al lado vivía Pszoniak;
Rózewicz en la esquina de Zygmunta y Slowackiego):
Tenía el cabello teñido de pelirrojo y oro en los dedos.
Su marido, un profesor alto y delgado de la politécnica,
me regaló un álbum de sellos;
había allí un verde Congo, un azul Francia
y también muchos rosa marrón de la Segunda República.
La señora Mazonska me invitaba a veces
a la merienda y me recibía como si fuera un adulto,
hablaba conmigo de manera seria y concreta.
Pero yo no era ningún adulto.
No sabía quién era, en el espejo sólo veía unos ojos que no me miraban a mí.
De los árboles caían castañas, claras y brillantes.
Tras la ventana, en la hierba, en un jardín microscópico,
corrían estorninos indiscretos.
En la torre de la iglesia y en la del ayuntamiento, en las paredes
de nuestras casas, en todos los relojes planos
trabajaba incansable el tiempo;
era omnipresente, la policía secreta
no podía competir con él,
ni tan sólo el pensamiento podía alcanzarle.

Es la de Zagajewski (sé que no se puede ser menos original) una poesía del recuerdo y de la epifanía, como podéis ver en el siguiente poema. El concepto de la vita contemplativa aparece en diferentes ocasiones a lo largo del libro, y se puede entender como una metáfora del mismo poeta.

TAMBIÉN "VITA CONTEMPLATIVA"
                                         [En el tren hacia Varsovia]
Puede ocurrir en cualquier sitio, a veces en el tren,
cuando estoy en tierra de nadie: de pronto se abren
las puertas y entran figuras olvidadas, aparece
mi pequeño sobrino que ya no vive,
pero ahora está tranquilo, sonriente,
y un poeta chino que amaba
las hojas de los árboles otoñales y la música,
estudiantes de teología de Córdoba, aún imberbes,
surgen de la nada y se enzarzan en una disputa
volviendo a la discusión sobre los atributos de Dios,
y murmura la fantástica vida como una cascada en primavera,
hasta que finalmente se extiende el insistente tono de un teléfono,
después un segundo tono, un tercero, y todo este gran mundo extraño
de repente mengua y desaparece, igual que un ratón de campo
que, al sentirse amenazado, se escurre diestramente en su secreta morada.


Estas revelaciones que tiene el poeta pueden ir de lo más trascendental a lo más nimio, pero nunca dejan de sorprendernos. A modo de ejemplo, recojo otro bellísimo fragmento, del que me fascina, sobre todo, la facilidad con que la visión de Zagajewski nos transporta de continentes remotos a los cuadrados amarillos de las ventanas en la noche. 
Está anocheciendo, viene una noche seria por el este,
recelosa y taciturna.
La noche que viene de Asia y no hace preguntas.
Qué bello es lo extraño, qué fría la felicidad.
Se encienden luces amarillas en las ventanas sobre el Sena
(he aquí algo realmente misterioso: la vida de otras personas).
Lo sé, en esta ciudad ya no existe el secreto.
Pero existen los plátanos, las plazas y los cafés, las calles afectuosas
y la mirada clara de las nubes que se va apagando lentamente.
(de "Jardín de Luxemburgo")
Al leer esos versos que comienan con "Se encienden...", uno no puede evitar pensar que el poeta está hablando por él.

Podría aportar decenas de ejemplos parecidos. La sencillez del siguiente me pareció memorable. Creo que la incredulidad ante la muerte de una amiga, y la idea de que para la mente humana la palabra es en ocasiones la ejecutora del acto que verbaliza, pocas veces se han expresado de una manera tan clara y certera:
....... pregunta si sé
que murió Paola Malavasi,
de manera inesperada, por la mañana,
el domingo, en un hotel de Venecia.
No, no sabía nada; estas dos palabras,
murió y Paola se encontraban
por primera vez....
             (de "Indefensa")

Mano invisible está organizado en tres partes, cada una de las cuales contiene recuerdos, reflexiones y epifanías como las descritas. A simple vista, y como me suele suceder con los libros de poesía, no parece evidente el porqué de esta división. Existe, sin embargo, un tema recurrente que cruza todo el libro, y es la pérdida de memoria del padre del poeta. Este trágico proceso se articula en tres tristísimos poemas, "Con mi padre de paseo", "Ahora, cuando has perdido la memoria" y "Mi padre ya no me reconoce". 

Si  somos nuestra memoria, cuando perdemos ésta sólo existimos en los recuerdos ajenos. Esta idea se ha dicho mil veces, ya lo sé, pero Zagajewski no se propone en este libro inaugurar una nueva poética ni sorprender al lector con conceptos jamás expresados. Más bien al contrario, su propósito es ahondar en esas cuestiones que a veces se expresan mejor en un verso que en una novela: el paso del tiempo, la memoria como identidad, o la revelación epifánica en lo cotidiano. 

Con una impecable traducción a cargo de Xavier Farré, Mano invisible es, en suma, un poemario inteligente, accesible y profundamente hermoso.
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