En estas dos series vemos crecer un pequeño asentamiento de colonos, buscadores de oro, esclavos liberados, huidos de la justicia, inmigrantes esclavizados, buscavidas, asesinos y putas. El campamento, como lo llaman, pasa la primera temporada sin sheriff ni alcalde; tiene tan sólo un periodista y un atribulado doctor, pero está bien surtido de tabernas y prostitutas.
En la segunda serie asistimos a fascinantes tramas y corruptelas políticas, en la lucha de los estados de Montana y Dakota por anexionarse el campamento y sus yacimientos de oro, y la lucha de la improvisada comisión (un alcalde títere, un dueño de salón sanguinario que es el verdadero amo del cotarro, el sheriff y alguno más). Eso sí, en ningún momento salimos de las embarradas calles del campamento; la historia se desarrolla entre el burdel de Al Swerengen, la casa del sheriff Bullock, la del doctor Cochran y la del chino Wu, que alimenta a sus cerdos con los cadáveres de los muertos en brutales ajustes de cuentas. La lista de personajes es extensa, la mayoría de ellos basados en personajes históricos, a cual más fascinante. Personajes imprevisibles, complejos en su brutalidad y al mismo tiempo entrañables.
Y el último episodio, antológico. Los malos con encanto pasan a cuchillo a los malos sin encanto, mientras los buenos aguantan como pueden. Festival de sangre, venganzas y efímera felicidad.
¡Y acabo de descubrir que hay una tercera temporada!
Jo! yo vi esta serie hace unos dos años y todavía sigo echándola de menos. Se rumoreaba que harían una película, pero al final, todo quedó en nada. Junto con Alan Shore (Boston Legal), Al Swerengen es uno de mis personajes favoritos de series televisivas. Saludos
ResponderEliminarUf, del 2009, qué lejana queda esta entrada. Y sin embargo, todavía recuerdo vivamente esta serie, aunque con los nombres ya me pierdo. Disfruté muchísimo con ella, y creo que luego empecé con Roma, que fue igual de buena.
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