viernes, 1 de febrero de 2013

Jerusalén, de Selma Lagerlöf


Tras mi breve periplo por los clásicos, me apetecía leer algo banal y, a ser posible, de rabiosa actualidad. Así que cuando en la biblio vi este libro, publicado en 1901, de una escritora sueca, y basado en la historia del éxodo a la Ciudad Santa de una comunidad rural sueca, me dije "esto es justo lo que andaba buscando".
Hay libros, como la Historia de Heródoto, que requieren una larga y pesada digestión, y cuya reseña, si llega, se hará esperar. Pero hay otros libros que nos empujan al ordenador apenas los hemos terminado, para intentar transmitir un poco del entusiasmo que nos han inspirado. Jerusalén, con el que he disfrutado horrores, es uno de esos libros.


De Selma Lagerlöf (1858-1940) no sabía más que lo que nos cuenta la contraportada de esta edición: sueca y primera  mujer en ganar el Nobel de literatura. Luego averigua uno que esta escritora fue en su día no sólo una autora de gran éxito, sino también una de las figuras más relevantes del movimiento feminista y por el sufragio femenino. Entre otras obras, escribió El maravilloso viaje de Nils Holgersson, un libro inspirado por los cuentos infantiles de Kipling, y que ha gozado de la admiración de autores como Kenzaburo Oé o el filósofo Karl Popper.
En 1900, Lagerlöf realizó un viaje a Jerusalén, donde visitó la Colonia Americana (fascinante documento fotográfico en el enlace). La historia de esta colonia, que sirvió de inspiración para esta novela, es muy interesante, y bien merece unas pocas líneas. 

Horatio Spafford, fundador de la Colonia Americana de Jerusalén

En 1873, el transatlántico Ville du Havre colisionó en su travesía hacia Europa con un barco británico. El Ville du Havre se hundió en apenas unos minutos, llevándose consigo la vida de 226 personas. Entre las víctimas, se encontraban las cuatro hijas de Anna y Horatio Spafford. Anna se salvó, y su marido, que no estaba a bordo del barco, se reencontró con ella en Inglaterra. Volvieron a su ciudad, Chicago, e intentaron rehacer sus vidas, pero Horatio siempre pensó que aquella tragedia era un castigo divino. Tuvieron dos hijas más, y un niño que murió de escarlatina. En 1881 partió de Chicago un grupo de trece adultos y tres niños rumbo a Palestina, donde los Spafford pensaban que hallarían consuelo a su desgracia. 

La noticia del naufragio del Ville du Havre

En Jerusalén, fundaron una comunidad filantrópica, con la convicción de que con el trabajo se aceleraría el Segundo Advenimiento de Jesús. La comunidad fue siempre vista con enorme recelo por las autoridades, en especial por el consulado norteamericano, mientras que contaban con el respeto y apoyo de las comunidades judía y musulmana.
En un viaje a Chicago, Anna conoció a Olaf Henrik Larsson, el líder de la Iglesia Evangélica Sueca. El resultado de ese encuentro fue el éxodo de 55 habitantes de un pueblo sueco a Jerusalén, adonde llegaron en 1896 para unirse a la colonia. 

Esos son los hechos históricos, y vaya por delante que el interés de Jerusalén no deriva de ellos, sino que se trata de gran literatura. En otras palabras, un novelón de agárrate y no te menees.

Jerusalén a principios del s. XX

La primera parte de la novela sucede en un pequeño pueblo de la región sueca de Dalecarlia. Desde el primer momento, la autora deja claro que lo que está contando es mucho más que una historia: está creando un mito. Y en este mito, la leyenda negra familiar que abre la historia actúa como el pecado original, por el que pagarán los hijos de los hijos y los hijos de éstos.
La vida en el pueblo de Nas (con un circulito encima de la a) transcurre como lo ha hecho durante generaciones, pero una serie de acontecimientos anuncia una época de cambios, lo cual en el mundo rural equivale al armagedón. La posterior llegada al pueblo de una especie de visionario llamado Hellgum termina por convulsionar la vida del lugar. Los que abrazan la nueva fe anunciada por Hellgum deciden vender sus posesiones, dejar atrás familia, amigos, enamorados y lo que haya que dejar, y partir hacia Jerusalén.

 El pueblo de Nas, donde transcurre la primera parte de la novela, en 1900

No es eso tarea fácil, evidentemente, y menos en el siglo XIX. Pero las dificultades que se les presentan a nuestros héroes no son de orden logístico. Más bien, se enfrentan a algunas de las cuestiones fundamentales que definen al ser humano, tales como la fe, la fatalidad o la moral.
¿A quién debe lealtad el hombre? ¿A Dios? ¿A sus sentimientos? ¿O a sus principios, entendiendo por éstos la familia, la tierra y la tradición? Este apabullante conflicto de lealtades se revela irresoluble, y el error de nuestra decisión final se convierte necesariamente en traición. 
Pero ojo al dato, que la penitencia que sucede a la traición y que ha de conducirnos a la redención no nos aporta ni un ápice de alivio. Antes al contrario, surge un nuevo dilema: si aceptar el castigo (que con frecuencia tiene más de maldición mítica que de castigo divino) o rebelarnos.

 El Valle de Hinnom, la Gehena, donde el fuego eterno pasó de quemar niños sacrificados a Moloch a quemar basuras

Ay, como veis, no he podido evitar ponerme trascendental, pero lo verdad es que la señora Lagerlöf sabe plantear todas estas cuestiones de una manera irresistible, con un estilo entre bíblico y folletinesco, unos personajes mucho más profundos de lo que puede dar a entender la simplicidad de sus ideas, y unos recursos narrativos que anticipan el modernismo. La obra se publicó en dos volúmenes, y parece ser que la segunda parte no fue tan bien recibida como la primera. Es cierto que esta segunda parte se acerca mucho más al folletín, y es probable que, al estar situada en Jerusalén, no le resultara tan atractiva al público sueco. A mi juicio, sin embargo, la estructura de la novela en su conjunto, situando la escena del naufragio, donde se introduce algunos personajes clave, hacia la mitad del libro, es impecable, y el tono levemente folletinesco es percibido por el lector como un pecadillo de lo más venial.

 La Puerta de Damasco, c. 1900

 La comunidad espiritual, mientras permanece en Dalecarlia, se nos presenta como una secta de fanáticos iluminados. Una vez en Jerusalén, sin embargo, quizá al estar bajo la influencia de la Colonia Americana, ese fanatismo encuentra su salida en el trabajo más que en la ortodoxia. La Tierra Prometida nunca puede ser el paraíso y, sorpresa sorpresa, el Señor no nos puso en este mundo para que seamos felices.
Los personajes ven en cada acontecimiento la voluntad inescrutable de Dios, y su pasión les hace tener constantes visiones del Cristo, que antes se paseaba por los bosques de Dalecarlia y ahora lo hace por las calles de Jerusalén. Sin embargo, del mismo modo que la historia se erige en mito, asistimos a una desmitificación de lo divino, como cuando la protagonista principal comprueba, para su decepción, que su Cristo (o mejor dicho, uno de sus Cristos) no es sino un derviche giróvago, o que la infernal Gehena no es más que un pestilente vertedero. No obstante, la autora se cuida mucho de emitir juicios, y en ningún momento se percibe una ridiculización del sentimiento religioso.
En fin, al reflexionar sobre esta lectura me vienen ideas y más ideas, a cual más profunda y pomposa, y me podría extender un buen rato con ellas, pero ninguna de ellas haría justicia a este gran libro.



Recuerdo que hace bastantes años -debió de ser en 1996, cuando se estrenó-, vi la película titulada Jerusalén, del cineasta danés Bille August, basado en esta novela. Apenas recordaba nada de ella, aparte de que me gustó mucho. Sigue teniendo muy buena pinta.

11 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Elimino mi anterior comentario, donde decía lo mucho que me gustó leer "El maravilloso viaje de Nils Holgersson" a los once o doce años, pero donde también me hacía un cierto lío entre autoras nórdicas galardonadas con el Nobel y confundía a Selma Lagerlöf con Sigrid Undset, otra autora de principios del siglo XX, autora de una monumental saga que me dejó estremecida en mi adolescencia, "Kristin Lavransdatter". Ambas seguramente resultan algo anticuadas hoy en cuanto a estilo y recursos narrativos, pero sin duda siguen siendo grandes narradoras.

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    1. Por lo visto las dos autoas fueron contemporáneas. Tampoco conocía a Sigrid Undset, y para mi decepción, la obra que mencionas es casi inencontrable en las bibliotecas de Barcelona. La de Nils Holgersson, por el contrario, sí que es fácil de encontrar, así que apuntada queda.
      A mí no me parece que el estilo de Lagerlöf sea anticuado,más bien al contrario, me ha parecido bastante avanzado para el año en que se escribió.
      Un saludo.

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  3. ¡y pensar que lo tengo por ahí acumulando polvo! me animas a ponerme a leerlo pronto ¡Gracias!

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    1. Pues me atrevo a asegurarte que no te arrpentirás.
      Saludos.

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  4. En septiembre pasado estuve por vez primera en Suecia, concretamente en Estocolmo. Y allí viendo libros incomprensibles y muchos otros en inglés descubrí que para los suecos Lagerlöf sigue siendo una heroína, una lectura obligatoria, una sueca de pro (más que las suecas de López Vázquez). Yo confesaré que (como a tantos otros premiso Nobel) no la he leído, a pesar de tener en una colección que recopilé hace años de autores premiados con ese galardón su novela "El maravilloso viaje de Nils Holgersson". Asi que quiza sea buena idea rescatarlo.
    La verdad es que la historia de "Jerusalén" parece apasionante. Habrá que popnerla en la lista de "libros para hincarle el diente."
    Saludos.

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    1. A mí me han entrado muchas ganas de leer el libro de Nils Holgersson, sobre todo tras leer los elogios de Elena y Ricardo. Este de Jerusalén me ha parecido interesantísimo, así que híncale el diente sin miedo.

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  5. Cuando era pequeño leí con muchísimo gusto "El maravilloso viaje de Nils Holgersson a través de Suecia", pero no sabía nada de la autora, a quien me cuesta identificar con esa dama de aspecto victoriano que aparece en la foto. Lo único cierto es que en la mesa que hay a sus espaldas, aunque quede fuera de cuadro, hay una bandeja repleta de galletas de gengibre o de mantequilla para obsequiar a las visitas -o a sus lectores.
    Un placer leer tu artículo.

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    1. Gracias, Ricardo.
      La verdad es que la vida de la señora fue bastante interesante, y me ha llamado la atención lo que se extiende wikipedia (en español) sobre ella.
      Tienes un sexto sentido para las galletitas, pero se te ha escapado el pastel de zanahoria.

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  6. Hasta no hace mucho a Selma la hubiera emparentado con Vilma de los picapiedra, pero a tiempo descubrí una increible película muda de Victor Sjöström titulada "La carreta fantasma" (se puede ver hasta en youtube), basada en un relato largo de Selma y así llegué a ella y bueno, luego ví que era la autora de Nils Holgerson y premio nobel y demás...
    Una vez más hay que reconocerte la labor de recogida de imágenes. Sí, ya sé, están ahí ¿pero donde?
    Un abrazo.

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    1. Pues yo voy a hacer el camino inverso y buscar la película que mencionas.
      Después de la lectura, lo más divertido es buscar las fotos, y, como ya he contado en alguna otra ocasión, es increíble lo que llega a aprender uno.
      Un abrazo.

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