No soy de los que emplean esta palabra a la ligera, pero este escocés de padre napolitano es lo más parecido a un genio que ha dado la televisión británica, y por ende, mundial, en muchos años.
Ianucci, que es hoy uno de los creadores más influyentes de la BBC, estudió en Oxford y, tras graduarse, abandonó su tesis de doctorado sobre John Milton para dedicarse a la comedia. En sus primeros años, trabajó en la radio con Chris Morris, otro grande de la televisión inglesa y uno de los cómicos más políticamente incorrectos del país. Más tarde, comenzó su larga colaboración con Steve Coogan, otro de los reyes de la comedia británica, y produjeron las diferentes series de Alan Partridge, mi personaje televisivo favorito de todos los tiempos, y cuyas aventuras me sé del derecho y del revés. Partridge es el ejemplo perfecto de humor doloroso.
The Armando Iannucci Shows se emitió por primera vez en la BBC en 2001. Cada uno de los ocho episodios de que constaba giraba alrededor de un tema concreto, como por ejemplo, el Tiempo, el Dinero, La Felicidad o la Imaginación. Con su mezcla de costumbrismo, filosofía y surrealismo, con una imaginación desbordante y siempre con un reparto de excelentes actores, Armando Ianucci, gran admirador de Woody Allen, hace un humor original, en ocasiones incómodo, pero siempre inteligente, por lo que no es de extrañar que sea un perfecto desconocido en nuestro país. Además, no hace imitaciones, que junto con los monólogos seudoingeniosos del graciosete de turno, en camisa blanca de mi esperanza se consideran la forma más elevada de comedia. Triste panorama para un país que ha tenido humoristas de la talla de Gila o Tip y Coll.
Hace un par de años, sin ir más lejos, llegó a nuestros cines la divertidísima sátira política In the loop, dirigida por Ianucci, que fue recibida, creo recordar, con buenas críticas y la indiferencia general del público.
He intentado seleccionar para esta entrada aquellos vídeos donde no es fundamental un dominio del inglés. De hecho, creo que, si bien no todos, la mayoría de ellos se puede seguir perfectamente aunque no se tenga ni idea de la lengua. Este primero os dará una idea de su estilo, que combina el costumbrismo y la sobriedad en la interpretación, con la locura de la idea principal. (No desesperéis, llegad hasta el final y veréis una escena final que a lo mejor os recuerda a algún clásico de nuestra televisión.)
Bienvenidos al universo Ianucci.
Fijaos en el tono tan serio, mesurado y discreto. En otros lugares (y no quiero señalar, sería ya ensañarme) haría falta una interpretación histriónica para indicarle al espectador que esto es comedia. Algo parecido sucedió con The Office, de Ricky Gervais, que llegó a confundir a muchos espectadores ingleses, que, al encontrarse con el programa, pensaban que se trataba de un documental o un reportaje. Desconozco si llegó a emitirse en España (mucho me sorprendería), pero indiscutiblemente supuso una auténtica revolución en la comedia televisiva. En su adaptación a la televisión americana (que me niego a ver, aunque las críticas, incluso desde Inglaterra, han sido muy positivas) tuvo que adaptar el humor para hacerlo más explícito. En todas partes cuecen habas.
Sigamos con nuestro héroe.
¿Os angustia el paso del tiempo? En la primera parte del siguiente vídeo, veréis a unos enfermos terminales que asisten a un cursillo para aprender a maximizar mejor el tiempo que les queda.
Y por favor, no os perdáis la escena del maestro de marionetas, que empieza en 0:44.
Más soluciones prácticas. Si tenéis un problema con la lavadora, llamad al matón cockney.
A continuación, una pareja que busca piso. La agente inmobiliaria les enseña una casa de papel, que, les asegura, es el último grito en diseño japonés.
Este hombre se está muriendo de aburrimiento. Literalmente. Su mujer intenta distraerle de mil maneras diferentes, pero todo es inútil. El doctor advierte que si el paciente vive la misma experiencia dos veces, todos sus órganos internos sufrirán una hemorragia simultánea. Ni siquiera ese viaje tan especial en autobús que le organiza su esposa consigue sacarlo de ese tedio mortal.
Sabido es que cuando un hombre llega a los cuarenta, ya no tiene nada que aportar a la sociedad. No le queda más que ingresar en un asilo para hombres de mediana edad. En la reunión, la monja les suelta verdades como puños. "Nunca más habrá nadie que os encuentre atractivos". "Ninguno de vosotros llegará jamás a ser astronauta".
¿No tenéis a veces la sensación de estar rodeados de sabelotodos, que jamás dudan de nada y están convencidísimos de estar en posesión de la verdad? ¿No os sorprende que los mecánicos de coches os respondan con tanta soltura y rapidez en una jerga incomprensible? ¿No os resulta extraño que tanta gente sepa tanto de fútbol? Ianucci nos desvela aquí el misterio de tanto conocimiento.
Transcribo parte del diálogo final:
- ¿Qué pensáis de Figo? ¿Creéis que está sobrevalorado?
-Ah, pues... esto... no sé. ¿Qué es Figo?
- Es un... ah sí, es un futbolista, ¿no?
- Y han pagado mil libras por él.
-¡Mil libras por un futbolista! ¡Eso es mucho!
- ¿Y luego se pueden quedar con él?
Y ahora la gloriosa, nunca mejor dicho, escena final.
Estamos en el cielo, donde los muertos gozan de la felicidad eterna. Pero un día los muertos fueron a hablar con Dios. Su felicidad, le dijeron, era tan inmensa que se sentían culpables, y eso estropeaba su felicidad, a lo cual Dios respondió "pues ahora os aguantáis". Entonces uno de los muertos exclamó "¡qué bien! Dios es un borde", y los otros muertos dijeron "ah, tienes razón. La respuesta de Dios ha sido tan patética que la vida aquí ha dejado de ser perfecta, así que ya no tenemos que sentirnos culpables. ¡Hosanna, ya somos dichosos otra vez! ¡Démosle las gracias al Señor con un baile!"
Y empieza así el baile de los muertos. Decidme si esta escena es o no la obra de un GENIO.
Gran descubrimiento. Había oído hablar de él, pero confieso que nunca había visto nada. Impactante. Sutil y sangrante al mismo tiempo. ¡Definitivamente, quiero un matón del West End para arreglar mis electrodomésticos! :))
ResponderEliminarYo, en el asilo, ya no lo necesito.
EliminarNo lo conocía, así que aquí va mi agradecimiento. Es innegable que los británicos nos sacan ventaja en la consideración tan seria que tienen del humor, que por aquí, desgraciadamente, se suele reducir a la paridilla y la guasa.
ResponderEliminarAsí es, los británicos saben muy bien que con el humor no se juega.
EliminarMe gusta el trabajo que hace como director, prueba de ello es Tony Hale Gary Walsh, uno de los protagonistas de la grandiosa serie Veep de HBO.
ResponderEliminarVaya, siento tardar tanto en responder. Se me escapó tu comentario.
EliminarTodavía no he visto Veep, pero tengo muchas ganas.
Un saludo.