Tentación, historia iniciática de Béla R., trasunto del autor es una absoluta maravilla. Es una historia con argumento inicialmente Dickensiano (el pobre niño pobre de provincias, que pasa hambre, frío y tiene desafortunados encuentros con la justicia), pero con un estilo irreverente e incluso cínico, a la manera de Sterne, en la que el autor dio con el tono y estilo perfectos para narrarlos, sin pomposidad ni lugares comunes.
El tono se irá haciendo más sombrío a medida que nos adentramos en la historia. A lo largo de la infancia y adolescencia del protagonista, pasamos de la Hungría rural, pobre, atrasada y con un arraigado antisemitismo, a la capital, donde asistimos al desarrollo del nazismo y la brutal persecución de elementos subversivos en la capital. En este capítulo, las descripciones de pintorescos personajes del siniestro régimen de Horthy, como el diputado o el Sabueso no tienen desperdicio. Asimismo, algunos diálogos, como el que tienen Béla y Franciszka sobre la supervivencia de los más fuertes, o entre Béla y Elemer sobre la lucha de clases, sorprenden por su frescura, originalidad y ausencia de clichés.
Las casi 800 páginas se leen de un tirón, y uno se queda con ganas de más. Nunca fue más necesaria una segunda parte. Lamentablemente, el señor Székely, que fue guionista para Lubitsch y dramaturgo de cierto éxito, no fue muy prolífico como novelista.
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