lunes, 14 de diciembre de 2009

Mientras dan las nueve, de Leo Perutz

Esta novela fue un éxito cuando fue publicada en 1918, y se comparó a su autor con Dostoyevski. A mí me recuerda bastante más a Gógol, por su sentido del humor y por su tono, a ratos satírico, a ratos fantástico.
Un escritor judío, en la Viena de principios del siglo xx, coetáneo de Zweig, Roth, Schnitzler, Koestler... . Right up my street! Y la verdad es que no me ha decepcionado, bueno, me quedo corto: me ha encantado, la leí de un tirón.
Por su estructura me ha recordado bastante a La Ronda,
de Schnitzler, sobre todo en su primera mitad. Las tribulaciones de ese aparentemente chalado Stanislau Demba nos llevan de una escena a otra y de unos personajes a otros que, en su mayoría, no volverán a aparecer. Perutz nos hace así un retrato de la Viena de su época, en el que caben todas las clases sociales y los más variopintos personajes.

Demba entra, casi desquiciado, en una carnicería para comprar un bocadillo y un poco de embutido, que luego intentará comerse sentado en un banco al lado de dos eruditos y su detestable perro faldero. Más tarde, con su extravagancia, consigue que una dulce y despampanante niñera se interese por él, y al negarse a recogerle el paraguas que ésta ha dejado caer, no tiene más remedio que hacerle una sorprendente revelación. Van así sucediéndose las escenas, y sólo hacia la mitad del libro se empieza a aclarar parte del misterio. Sin embargo es a partir de ese momento cuando empieza a crecer la tensión, y el libro ya no se puede dejar.

Aunque Mientras dan las nueve tiene momentos francamente hilarantes (cómo me gusta cuando un autor consigue ser profundo y divertido a la vez), es en el fondo un libro triste, en el que se mezclan el tema de la libertad (que era su título original), y el de la soledad de una persona íntegra envuelta en relaciones huecas y superficiales.
(ATENCIÓN: VOY A DESVELAR EL FINAL) Cuando un libro termina de esta manera, uno tiende a sentirse decepcionado. ¿Cómo que todo ha sido un sueño? ¿No podía habérsele ocurrido al autor un desenlace más trabajado? Creo que en este caso hay algo más, y que el autor prefiere no dárnoslo todo masticado. Mejor es dejar la pregunta abierta: si Demba muere al despertar de su sueño, al volver a la realidad, ¿cuál es la relación entre libertad y fantasía?

2 comentarios:

  1. Andaba ya hace tiempo tras la pista de este escritor, y tú ahora acabas de subrayar lo que en mí sólo era una intuición: que lo que escribe este Perutz es al mismo tiempo profundo y divertido. Es justo lo que diría de Georges Perec, con quien Perutz comparte no solo su origen sefardí, sino el mismo apellido, deformado en ambos casos por cuestiones de adaptación fonética a la lengua de acogida. Perutz y Perec: la saga de los Pérez.

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  2. El problema con Perutz es que apenas se deja ver por las bibliotecas, de las que soy saqueador, más que usuario.
    En efecto, profundo y divertido (como Perec), lo que le granjeó la admiración de Borges.

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