viernes, 20 de mayo de 2011

La pista de hielo, de Roberto Bolaño


Ésta fue la primera novela que escribió Bolaño, y de ella se nos dice en la contraportada lo que se suele decir de las novelas primerizas de cualquier gran escritor: "aquí encontrará el lector las claves del universo literario de Roberto Bolaño". Y por una vez, esa frase tan original es cierta.
En La pista de hielo el lector se reencuentra con los motivos, personajes y estilo habituales de Bolaño. Ahí están el poeta latinoamericano desarraigado, la Costa Brava, el trabajo en un camping, la obsesión por la literatura, la narración a varias voces, la loca con cuchillo, la trama policial... Y digo "se reencuentra", pese a ser su primera novela, porque imagino que, como yo, la mayoría de lectores de este libro lo hacen tras haber leído Los detectives Salvajes o 2666.
La historia, narrada desde el punto de vista de tres personajes relacionados más o menos estrechamente, se sitúa en Z, una ciudad costera que podría perfectamente ser el Blanes tan querido de Bolaño, y nos cuenta un caso de corrupción local mezclado con un triángulo amoroso y que culmina, cómo no, en un asesinato.
Al lector que se enfrenta a La pista de hielo le resulta imposible sustraerse a la influencia de Los Detectives Salvajes. Esta novela primeriza debió de sorprender, y mucho, a sus primeros y no muy numerosos lectores. El lector de hoy, conocedor ya de Bolaño, no puede sorprenderse tanto, y su lectura tiene para él algo de ejercicio arqueológico: mira, aquí están los cimientos de la literatura bolañiana.
Sin duda Bolaño, que quizá tenía la vista puesta ya en su gran obra, aprendió y pulió mucho su estilo al escribir este libro. Aprendió, en primer lugar, qué funciona, y decidió mantenerlo, enriquecerlo y, en ocasiones, llevarlo al extremo. Me refiero, sobre todo, a la polifonía, que tan compleja se vuelve en Los detectives, o a la transformación en literatura de cada elemento de su vida, sin llegar a tener por ello absolutamente nada de autobiográfico. En segundo lugar, aprendió qué había que perfeccionar, por ejemplo dar a cada voz de esa polifonía un registro claramente reconocible, ya que en este libro las tres voces son prácticamente idénticas.Y por último, aprendió también qué es lo que no funciona, como es en este caso la misma pista de hielo a que hace mención el título, una pista que no funciona como símbolo, metáfora ni misterio.
A modo de conclusión, creo que La pista de hielo, un libro breve y de lectura sencilla, sorprenderá gratamente a los no iniciados en la literatura bolañil. En mi opinión, sin embargo, pese a tener una calidad muy superior a muchas medianías de nuestra literatura, es de lo más flojito que escribió mi admirado Bolaño. Así que, si les gusta, prepárense, porque no saben lo que les espera.

7 comentarios:

  1. Ahí lo tengo, esperando, junto con Los detectives salvajes y la Literatura nazi en América. Tantos libros, tan poco tiempo. Pero le llegará su momento, ya lo creo. ¿Quizá me precipité al escoger 2666 como mi 'bautismo' bolañil?
    Nada más, simplemente decirte que tus comentarios han suscitado todavía más mi interés y han afilado mi apetito por esta novelita. La novela polifónica creo que resulta muy atractiva si, tal como señalas, el creador maneja las voces con maestría.
    Precisamente es el caso de The Slap, de Tsiolkas, que acaba de ser publicada en España y que mencioné de refilón en un post mío la semana pasada. Cada capítulo te ofrece una perspectiva distinta, pero Tsiolkas tiene un excelente oído para plasmar las voces de los suburbios de Melbourne. No sé si eso quedará reflejado en la traducción. Lo dudo.
    En fin, con muchas ganas de hincarle el diente a La pista de hielo, aunque por ahora tenga que esperar.
    Saludos.
    JS

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  2. Uno de mis aciertos al emprender la lectura de Bolaño ha sido reservarme 2666 para el final. Con otors autores he cometido el error de leer en primer lugar su obra maestra, y sus otros libros, por muy buenos que sean,pierden en la comparación. Me pasó, por ejemplo, con Sebald y su libro Austerlitz, o con Murakami y El pájaro que da cuerda al mundo. Así que ahí tengo 2666, esperando el momento propicio.
    En cuanto a la pista de hielo, Bolaño emplea tres narradores y, en mi opinión, no consigue dar a cada uno una voz diferenciada. El uso de la polifonía en Los detectives salvajes sí es magistral. Pero la pista de hielo, como digo en mi reseña, es desde luego, una lectura muy recomendable.
    Tengo muchas ganas de leer algo de Tsiolkas, aunque lo haré en inglés, cuando se presente la ocasión.

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  3. Totalmente de acuerdo en que esta obra es de lo más flojito que escribió Bolaño.
    Totalmente de acuerdo en lo de Sebald-Austerlitz. Me paso exactamente igual.
    Totalmente de a acuerdo en que ahí tengo reservado 2666 para cuando acabe todas mis lecturas bolañeneses, bolañescas o bolañiles.

    Para que no digas que no estoy cooperativo.

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  4. Ja ja ja. Gracias, Óscar. Me has dejado pasmado. Así da gusto mantener un blog.

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  5. No es que quiera llevarle a nadie la contraria de manera gratuita, pero yo pienso - y permitidme utilizar un cliché que todos recordaremos de la EGB, 'el orden de los factores (los libros) no afecta el producto (el disfrute de la literatura) - que siempre está uno a tiempo de releer el libro que más nos ha gustado de un autor.
    Cuatro veces he leído el Quijote - la última haciendo 'trampa', en un tebeo de los de la época dorada de Bruguera, que les leí a mis dos chicos hace unos meses, y que disfrutaron muchísimo. El caso es que uno sigue descubriendo cosas en un libro que ya había leído, gracias a la lectura de otros cientos de libros entre la primera y la segunda 'visita'.
    Y sigamos leyendo, que hay pocas cosas que más goce den ahora.
    Saludos,
    JS

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  6. Es cierto que la relectura proporciona grandes placeres. Pero hay quien, como aquí el amigo Óscar (y yo en alguna ocasión), cuando descubre un autor nuevo le gusta leerse toda su bibliografía.
    Cuatro veces el Quijote tiene mérito. Yo habré leído otras tantas veces Muerte en Venecia, y quizá Madame Bovary. Me digo, quizá equivocadamente, que cuando sea old and grey empezará mi gran época de la relectura. De momento es difícil, cuando hay tanto todavía por descubrir.

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  7. Yo comencé hace dos años una época de relectura casi exclusiva, aunque aun no era tan mayor (o eso quería yo pensar). Pero era lo que me pedía el cuerpo. Parecía que iba a ser algo bastante definitivo o al menos bastante duradero, pero luego, en gran parte gracias a los descubrimientos de los blogs, ha cedido de nuevo a un 70% de lecturas nuevas. Las relecturas son actualmente básicamente libros leídos en español hace años que ahora redescubro en inglés.
    La relectura es un placer que tiene una textura especial.
    saludos.

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