viernes, 10 de junio de 2011

Tres novelas gráficas


Suele decirse que el siglo XX no empezó en 1901, sino el día en que Gavrilo Princip asesinó al archiduque Francisco Fernando. La Primera Guerra Mundial, que empezaba con aquel magnicidio, iba a significar no sólo el fin de una época y un imperio, sino que representó también, en términos militares, el comienzo de una nueva forma de hacer la guerra. Esto se aprecia perfectamente en la novela que nos ocupa, donde, a diferencia del ejército alemán o el inglés, ambos mucho más modernos, el ejército francés va todavía uniformado como si fuera a batirse en una batalla napoleónica, con unos uniformes rojos y azules que parecen decir "dispárame".


El título es bastante explícito sobre cuáles son las intenciones del autor, a saber, una denuncia en toda regla de la guerra y, más precisamente, del poder de gobiernos y generales sobre la vida de sus soldados, a quienes mandan como bestias a una muerte segura, larga y dolorosa.
¡Puta Guerra!, cuyo argumento no es más que la historia de la guerra, está narrada desde el punto de vista de los soldados, aunque no hay "bocadillos" de diálogo, sino la voz de un narrador que es uno y todos los soldados. Los vemos marchar de un campamento a otro, comer, cagar, matar, hermanarse con el enemigo y estallar en pedazos. La indigna grandilocuencia de los mandamases apenas merece un par de pinceladas de vez en cuando.


Las guerras siempre son putas y, con frecuencia, absurdas. Pero lo que hizo que la Gran Guerra fuera paradigma de puterío y absurdidad fue la novedad que introdujo en el arte bélico: la guerra de trincheras. Verdún o el Somme son nombres que, entre otros, han quedado asociados a espantosas matanzas prolongadas durante meses, en las que los hombres, por arrebatarle al enemigo una colina o una decena de metros ganados hoy, perdidos mañana, se enfrentaban a bayonetas, granadas, obuses, lanzallamas, fango, ratas o piojos. Todavía hoy, cuando se habla de The Great War, en Gran Bretaña todos entienden que se está hablando de la guerra del 14, y se dice que no hubo familia en Inglaterra que no hubiera perdido al menos a uno de sus miembros en ella.


Todo esto es ¡Puta guerra!, nacida a raíz de las historias que le contó al autor su abuelo, y que de hecho es una secuela a La guerra de las trincheras, de la que se dice que es aún mejor.
El libro viene acompañado de un DVD que nos muestra a Tardi en pleno proceso fumador, creativo y de investigación, junto al historiador Jean-Pierre Verney, que se ha montado el solito una impresionante colección de objetos, uniformes y armas de aquella guerra suficientes para llenar un museo que, a estas alturas, ya debe de estar funcionando. De Verney es el dossier que cierra el libro, una especie de anuario de la Guerra y un excelente documento para redondear esta gran obra.




Poco tiene que ver El carro de hierro con otras creaciones del autor noruego. Recuerdo la impresión que me causaron Chhht! y Yo maté a Adolf Hitler. Aparte de la fuerza expresiva que, curiosamente, tienen sus antropomorfos y hieráticos perros, gatos o gallinas, esas novelas eran creaciones del propio Jason, y tenían una frescura y originalidad que se echa a faltar en El carro de hierro. Esta novela es la adaptación que ha hecho el autor de un clásico de la novela noruega de misterio, y el problema que ello implica es que Jason ha tenido que sacrificar uno de los rasgos más característicos de su estilo: el silencio.
Como el propio título sugiere, Chhht! era una colección de historias sin una sola palabra, donde la expresividad de los animales y la lúcida imaginación del autor suplía con creces los diálogos. En la genial Yo maté a Adolf Hitler había diálogo (creo recordar), pero reducido a su mínima expresión. La obra que nos ocupa, sin embargo, al ser una adaptación de una novela de misterio, se antoja bastante difícil de plasmar sin dejar de ser fiel a una de sus señas de identidad. Quizá el autor de la novela original sea un gran maestro olvidado de la literatura noruega al que Jason ha querido rendir un homenaje. Si no es así, la verdad es que no entiendo qué se proponía con este libro.
Hay que decir, no obstante, que el estilo de Jason sorprenderá a quien no lo conozca. En ese sentido, ésta es una buena obra para empezar a conocerlo.


Crónicas birmanas es una especie de diario de un año en la vida de Delisle, concretamente el que pasó en Birmania (o Myanmar, el nombre oficial actual, aunque el nombre Birmania sigue siendo preponderante en buena parte de Europa y Norteamérica) con su mujer, miembro de Médicos sin Fronteras, y su hijo de, a la sazón, poco más de un año. Con su dibujo, a un tiempo impecable y desenfadado y su estilo narrativo, que aquí nos recuerda a un blog, el autor nos describe la odisea, a veces pequeña, a veces no tanto, que supone la vida en un país como Birmania. Sus descripciones de los círculos de expatriados o miembros de ONGs son siempre certeras. Sus observaciones del día a día nos sorprenden por su inteligencia y agudeza, y por ser, al mismo tiempo, obvias. Delisle no juega a ser más listo que nadie; su sencillez es sincera. Tenemos la sensación de que no se trata de un autor de prestigio internacional quien nos habla, sino un amigo que acaba de volver de viaje con un saco lleno de anécdotas. 
En pocas palabras, Crónicas birmanas es un libro excelente que, no obstante, me ha sabido a poco después de Pyonyang.

5 comentarios:

  1. Tengo una laguna con el tema de las novelas gráficas, aunque reconozco que muchas son sugerentes.
    Me han sorprendido las imágenes de ¡Puta Guerra!, pues precisamente hace poco comentaba una novela sobre la cruel I Guerra Mundial y repasaba fotografías y películas al respecto. Todo lo que contaba en esa especie de memorias aparece en esos dramáticos dibujos. Dejan una imagen del puro terror.
    Un saludo.

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  2. Yo me he iniciado recientemente en la novela gráfica. Lo mejor es empezar con algún clásico indiscutible. ¿Has leído Maus? También, si conozco un poco tus gustos, te recomiendo Contrato con Dios, de Will Eisner, o Berlín, de Jason Lutes. Ambas las tengo reseñadas. ¡Puta guerra!, menos narrativo, es también un documento impresionante en todos los aspectos.
    Saludos.

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  3. Me permito intervenir para suscribir esas recomendaciones y añadir otra más, una auténtica obra maestra ambientada en el auge del nazismo y principios de la II Guerra Mundial: "Los amores frágiles", de Richelle y Beuriot.
    Saludos

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  4. Anotado queda. ¿Está traducido al español? No se encuentra en google.

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  5. Lo publicó el año pasado la editorial Rossell. Puedes verlo en www.rossellcomics.com Es una edición numerada de 3100 ejemplares y, la verdad, resulta un poco cara, pero vale muchísmo la pena. Ya te digo, una joya. Yo estoy esperando ansioso que saquen el volumen II.

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