domingo, 23 de enero de 2011

Kafka, de Robert Crumb y David Zane Mairowitz

-¿Conoces a un escritor que se llama Kafka?

Asentí con vaguedad. El norteamericano cincuentañero seguía hablando, mientras su novio lo escuchaba con devoción.

-Era un escritor europeo. Escribió un libro que se llamaba La Metamorfosis. En ese libro, el protagonista se convierte de repente en una cucaracha, y toda su familia siente asco y repugnancia. La cucaracha vive encerrada en su habitación, muerta de miedo y de vergüenza, mientras su familia intenta seguir con su vida normal y olvidarse de él.

Hice un gesto que intentaba expresar interés al tiempo que familiaridad con la historia.

-Este escritor, Kafka, era homosexual. En ese libro refleja el trauma que supone para él salir del armario, y el rechazo que provoca en su familia, además del terror que le inspiraba la figura del padre, y su sensación de que, revelando su homosexualidad, le había fallado.


El título original en inglés de este libro es Kafka for beginners. Supongo que los editores consideraron que Kafka para principiantes provocaría rechazo en el cultísimo mercado español, y se inclinaron por un Kafka mondo y lirondo. La verdad sea dicha, el libro está tan indicado para "principiantes" como para iniciados en el kafkismo (todo sea por no decir universo kafkiano), a quienes nos da ganas de volver a releer (valga la redundancia) toda su obra. ¿Y para expertos? No such thing. Se llaman pedantes.
Kafkiano. El ubicuo y eterno praguense es hoy un adjetivo. No se sabe hasta qué punto eso es un honor, pero es algo que sucede con pocos autores. Dantesco. Y lo que los autores Crumb y Mairowitz se proponen es contarnos la historia de este adjetivo. Algo tan sencillo como quién era Kafka, cómo eran sus historias, y en qué se ha convertido.
Praga, el judaísmo, el Talmud, los asimilados, el jasidismo. De ahí viene Kafka.
El libro (que, por cierto, llegó el momento de decirlo: es genial) combina novela gráfica, ensayo y biografía. Asombra la naturalidad con que fluyen y se combinan los diferentes géneros. La vida de Kafka se diluye en su obra, que, a su vez, se reconstituye de nuevo en la vida de su creador.
Las ilustraciones de Crumb captan el tono perfecto para reflejar el desconcierto y la impotencia (son las sensaciones que a mí siempre me ha transmitido Kafka, más que los consabidos horror y angustia) de Samsas y Kas. Y el guión (doy por supuesto que es de Mairowitz) mezcla la dosis justa de erudición, historia y espeulación.


Hay escritores buenos, escritores grandes, escritores enormes y escritores... ¿descomunales? Digamos de otro nivel. Shakespeare es uno. Kafka es otro. ¿Quién más? ¿Homero? El caso es que aquí viene el único pero que se le puede poner a este libro. La obra de Kafka es mucho más que su vida. O podríamos decir que la obra de Kafka no tiene nada de la vida de Kafka. Estos escritores de otro nivel no necesitan exégesis basadas en su biografía. Son aptos para todos los lectores, relevantes en todas las épocas, inmensos como la biblia, eternos como la coca-cola. Shakespeare es tan grande que en él encuentran lo que buscan marxistas, feministas, ecologistas, freudianistas... Lo mismo con Kafka. Para esa pareja de homosexuales norteamericanos que conocí en un albergue de la isla de Ometepe, en el Lago Nicaragua, estaba clarísimo. La Metamorfosis es una novela gay.

5 comentarios:

  1. La verdad es que tengo una auténtica asignatura pendiente con los buenos comics/novelas gráficas. Cualquier cosa relacionada con Kafka sería muy buena forma de empezar. Hace poc releí MAUS, pero no he llegado mucho más allá.
    Por cierto la úlima viñeta es magnífica. Había montones de gente asi por Praga la última vez ue fui por allí. Además los edificios del fondo están magníficamente representados. Intereante. Mucho.

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  2. Pues no he puesto aquí las mejores ilustraciones (aparte de la primera, que me parece maravillosa). He elegido, entre lo que hay disponible en google (que tampoco es tanto), lo que estaba más relacionado con mi reseña.

    Lo bueno de tener asignaturas pendientes es que en algún momento dado tenemos que aprobarlas.

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  3. Leí esta novela gráfica justo un mes antes de viajar a Praga. Me entusiasmó ver unidos a dos de mis autores favoritos, Robert Crumb y Franz Kafka, dos genios indiscutibles, cada uno en su género. Comprobé con cierta tranquilidad en Praga que realmente no parecen haber convertido a Kafka en objeto de tienda para turistas, o al menos a mí me lo pareció. El museo dedicado a su vida y su obra, a orillas del Moldava, es una referencia muy interesante de la ciudad.

    Un gran escritor. Parece mentira que Eduardo Mendoza comentara en una conferencia que Kafka era mediocre por haber empezado "La metamorfosis" de la forma en que empieza. Hay un video al respecto en youtube, creo.

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  4. Acabo de ver el vídeo de Mendoza. No creo que él mismo se crea del todo lo que dice. Da la impresión de que está utilizando algunos aspectos de la literatura de Kafka, un poco traídos por los pelos, para demostrar sus propias ideas. Es lo que pasa cuando uno tiene que dar una conferencia sobre literatura y no tiene mucho que decir, quiere ser original y que lo escuchen con atención. La verdad, cuando habla de "refundar la narrativa", que en su caso parece que quiere decir volver al XIX, he dicho apaga y vámonos.

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  5. A mí me gustaba el primer Mendoza, el del caso Savolta, el laberinto de las aceitunas y todas esas, pero no pude acabar el Pomponio Flato, por ejemplo. Creo que ha llegado al límite de su capacidad, aunque ni la crítica ni sus fieles lectores se hayan dado cuenta. Tratar de epatar a toda costa en una conferencia hablando como lo hace de Kafka no me parece ni sensato ni elegante. Curioso, dejé de ver el video en ese mismo punto.

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