Ser descendiente de uno de los jueces de Los Juicios de Salem fue para Hawthorne un auténtico estigma. Intentó arrarcánselo haciéndose cambiar el apellido de Hathone a Hawthorne, pero la sombra del puritanismo nunca dejó de acosarle.
Musgos..., colección de relatos elogiada por Poe y de la que el autor, años después de su publicación, no se enrogullecía y poco menos que renegaba ("I remember that I always had a meaning—or, at least, thought I had." "Upon my honor, I am not quite sure that I entirely comprehend my own meaning in some of these blasted allegories... I am a good deal changed since those times; and to tell you the truth, my past self is not very much to my taste, as I see in this book.") ... atrapa al lector desde el primer momento, pero, poco a poco, va aflojando el puño. Historias como "El joven Goodman Brown", "La hija de Rapaccini" o "La señora Bullfrog", muy al estilo de Poe, exploran el lado más siniestro del alma humana, rezuman satanismo y son una crítica abierta e implacable al puritanismo. Pero son, sobre todo, historias sobre el hombre y la mujer, sobre la imposibilidad de una unión espiritual entre ambos, por estar ambas almas permanentemente al borde de precipitarse al infierno.
En "La marca de nacimiento", "La talla de Browne" o "El artista de lo bello", por mencionar sólo unos pocos, vemos otros de los temas recurrentes a lo largo del libro, como son el mito de Pygmalión y el concepto del artista no tanto como Dios, sino como el del ángel que se rebela contra el Omnipresente.
En "La marca de nacimiento", "La talla de Browne" o "El artista de lo bello", por mencionar sólo unos pocos, vemos otros de los temas recurrentes a lo largo del libro, como son el mito de Pygmalión y el concepto del artista no tanto como Dios, sino como el del ángel que se rebela contra el Omnipresente.
En "Una reunión selecta" asistimos a una fiesta que se celebra en un castillo en el aire, y que reúne a invitados como el Tiempo Pasado, el Seretario del Clima, Monsieur On-Dit, el Judío Errante... El problema es que este modelo se repite en exceso a lo largo del libro. Con mayor o menor fortuna, relatos como "El palacio de la fantasía", "El banquete de Navidad", "El holocausto de la tierra" o "Una clección de virtuoso", pese a sus indudables méritos como relatos individuales, a base de repetir el esquema, acaban por agotar al lector y perder toda capacidad de sorprenderlo.
En resumen, un libro de excelentes relatos, que habría sido aún mejor si no incluyera estos dos o tres relatos, que además de repetitivos son excesivamente largos.
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