viernes, 4 de mayo de 2012

Las señoritas de escasos medios, de Muriel Spark


Supongo que es imperdonable que a mis años, y habiendo estudiado filología inglesa, sea éste el primer libro de Muriel Spark que he leído. Y aunque en esto de la literatura no hay lector libre de culpa, puedo también alegar en mi defensa que Spark, idolatrada en Gran Bretaña, no goza ni de lejos de un prestigio parecido en nuestro país, por lo que su presencia en las bibliotecas públicas de Barcelona es casi testimonial. 

Una aproximación a su vida nos esboza una historia interesantísima. Hija de padre judío y madre presbiteriana, trabajó como secretaria, se casó con un tipo violento y depresivo, se trasladó con él a Rhodesia (tierra natal de mi padre, por cierto, quien a la sazón, con ocho años de edad, todavía vivía allí), dejó atrás marido e hijo y volvió a Londres, donde, durante la guerra, trabajó en el Servicio de Inteligencia. Unos años más tarde se convirtió al catolicismo, que, según contaba ella misma, fue el acontecimiento crucial en su carrera como novelista.

Lo bueno de enfrentarse  a una escritora de la que uno apenas sabe nada es que, por fuerza, lo hace libre de prejuicios y sin tener ni idea de lo que se va a encontrar. Y no es demasiado buena idea fiarse del texto de contraportada, en el que se nos dice que Las señoritas... es divertidísima. Como todos sabemos, éste es un adjectivo muy peligroso, que ha de utilizarse siempre con sumo cuidado y en dosis muy moderadas. Cuando a un lector se le dice que lo que está leyendo es divertidísimo, el susodicho lector espera reírse, con lo que, si a mitad de libro, todavía no ha habido ni una carcajada, se produce en él una reacción de perplejidad, que en ocasiones puede derivar en enfado. Así que digámoslo claro: Las señoritas... es sobre todo un libro desconcertante, no por su hilaridad sino por la ironía un tanto atípica de su tono. Se trata de una ironía más mordaz cuanto más sutil, o, tanto monta, más sutil cuanto más mordaz, pero en cualquier caso es una ironía que a este lector, no familiarizado con la señora Spark, le desarma, hasta que por fin logra acostumbrarse a ella. 


El título, de entrada, nos hace pensar en virtuosas jovencitas que han de hacer todo tipo de sacrificios para salir adelante. Como estamos hablando de ironía, habrá algún que otro lector malpensado, cuando la verdad es que se trata simplemente de unas jovencitas con la cartilla de racionamiento agotada y las hormonas a flor de piel. Pero hay algo más (se me ocurre que con Spark siempre hay mucho más): ese "escasos" no es sino la traducción de "slender", que en inglés significa en realidad "esbelto", y es que la esbeltez será cruelmente determinante en el destino de alguna de estas chicas. 


Sigamos. La novela se abre de esta guisa tan janeausteniana:

Hace tiempo, en 1945, toda la buena gente era pobre, salvo contadas excepciones. 

Así pues, - y digamos de pasada que yo habría preferido "toda la gente buena"- nos encontramos en el Londres inmediatamente posterior a la victoria sobre Alemania, una ciudad donde los ciudadanos han estado viviendo los últimos años bajo la amenaza de los bombardeos, y donde los edificios en ruinas se han convertido en parte del paisaje urbano. El Club May of Teck, creado para "proporcionar seguridad económica y amparo social a las señoritas de escasos medios" es, queda claro, una especie de residencia donde viven desde mujercitas más o menos pizpiretas, cuya mayor aspiración inmediata es pasar por el altar, hasta señoras más o menos avinagradas que son conscientes de que se les ha pasado el arroz. No todas ellas son esbeltas, pero sí de escasos medios.

La novela, organizada en breves episodios que transcurren casi íntegramente dentro de los muros del club, es una lectura engañosamente sencilla. El punto de vista del narrador está situado unos veinte años después de los acontecimientos, y no tardamos en averiguar que la historia gira alrededor de Nicholas Farringdon, un mediocre poeta anarquista convertido en misionero católico, que acaba de ser asesinado en Haití, en lo que parece haber sido una muerte especialmente horrible. Cuando veinte años atrás, antes de hacerse misionero, Nicholas, de la mano de Jane Wright, apareció por primera vez por el May of Teck, lo revolucionó casi sin proponérselo. Hoy Jane, a través de una serie de breves conversaciones telefónicas que transcurren en un tono de cotilleo de patio de vecinas, informa de su muerte a las antiguas residentes, que en su mayoría están hoy bien colocadas. Y este contraste entre la tragedia y la trivialidad es una de las características fundamentales de la novela.

Junto a Nicholas, sin duda Jane Wright es la protagonista principal. No sólo se encarga de la aparentemente no del todo desagradable tarea de informar del asesinato del poeta, sino que en el momento mismo de los acontecimientos de 1945 cumple la función de observadora. Presume de tener un trabajo intelectual, como colaboradora en una editorial, lo cual, a sus ojos, justifica ciertas libertades en su dieta. Su trabajo en dicha editorial, además, permite a la autora un mordaz retrato del mundillo editorial y de los aspirantes a escritores, así como una visión irreverente y divertida de los pesos pesados de la literatura de aquel momento.

Un Schiaparelli

El plantel de personajes, verdaderamente rico e interesante, no se queda ahí, naturalmente. Desde Selina, hermosa y superficial, hasta Joanna, la hija del pastor y profesora de elocución, pasando por Rudi, el escritor rumano o Greggie, una de las solteronas, Spark muestra un talento magistral a la hora de retratarlos a todos en apenas unas líneas. Una cosa me ha llamado la atención en las reseñas que he leído por ahí, a saber, las referencias a Selina como una mujer frívola y materialista hasta el punto de ser una auténtica desalmada. He releído la novela buscando una justificación a esas acusaciones (y también porque el libro, una pequeña maravilla y lección magistral sobre el arte de escribir, exige a gritos una relectura) y no he podido encontrarla. Sencillamente, Selina no me ha parecido más frívola y materialista que otras residentes (Joanna aparte, claro está). ¿Se deberá esto a que soy un machista recalcitrante y he hecho una lectura cargada de prejuicios?

Repito que la novela resulta desconcertante, algo que sigue sucediendo, aún más si cabe, tras la segunda lectura. Da la impresión de que el verdadero meollo de la narración esta escondido bajo el texto, que lo oculta y distorsiona hasta extremos inusitados. Son varios los temas que la autora parece plantear, y uno de los más salientes es la idealización romántica de la pobreza, algo en lo que el confuso (en más de un aspecto) Nicholas incurre una y otra vez. Tenemos también una reflexión sobre ciertas cuestiones morales, así como un conflicto entre individuo y sociedad, entre el bien propio y el bien común. 


Asimismo, y como ya he señalado, en ocasiones tenemos la impresión de que encontrarnos ante una parodia de una novelita de costumbres protagonizada por virtuosas señoritas (relevante mención, apenas iniciada la novela, de Mujercitas). Sin  embargo, de nuevo la ironía por parte de la voz narradora nos hace preguntarnos cuánto tiene Las señoritas... de denuncia o de reivindicación. Quiero creer que muy poco, y que Spark iba por otro camino, por el camino que lleva, escaleras arriba, hacia un estrecho ventanuco por el que pocos lectores podrán pasar a menos que se unten el cuerpo de mantequilla.

19 comentarios:

  1. Bienvenido al club de Sparkianos!.
    Se te recibe con los brazos abiertos. No se puede empezar una crítica de una obra de Spark mejor que lo has hecho. Advirtiendo de los engaños de contraportadas y faldones de los libros. Sobre todo porque muchas veces esas contraportadas son meras transcripciones de la edición inglesa. Y claro, lo que es válido para el público inglés no tiene porque serlo para el español. Que conste que a mi Spark si que me parece una escritora no solo colosal (en más de un sitio he dicho que es uno de mis mejores descubrimientos de los últimos años, sin duda), sino muy divertida. Pero claro, como dices no siempre se ríe todo el mundo de lo mismo y Spark es una de esas autoras con las que hay que tener un mínimo de complicidad. Es de esas autoras en las que uno logra reirse hasta de escenas de lo más macabro (estilo Monty Python cuando se ríen de una pierna amputada por un mordisco de tigre). Que cosnte que de Spark personalmente no sosn sus obras mas famosas las que más me gustan. Esta o "La Plenitud de la señorita Brodie" son magníficas, pero he disfrutado mucho más de "El asiento del conductor", "Symposium" o "La balada de Peckham Rye". Pero claro, eso ya son gustos. Alguna de sus novelas no me ha gustado, pero no podría tenérselo en cuenta, me ha dado tantos buenos ratos...
    Por cierto, tu que puedes, si se te presenta la oportunidad, no dejes de leer a Spark en inglés. Es maravillosa. Si yo fuera un poco más cursi diría que leo y releo a Spark con "fruición".

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  2. Gracias por tu calurosa bienvenida, Óscar.
    Es interesante la cuestión sobre lo divertido. Evidentemente, la diversión tiene mucho que ver con las esxpectativas, y como he dicho, yo no sabía qué me iba a encontrar. De todas formas, me parece que el adjetivo "divertidísimo" no es el mejor para describir esta novela, aunque no niego que, aparte de ser extraordinaria, sí es "divertida", de un modo, me da la impresión, muy sparkiano, es decir, una mezcla de humor negro, ironía, tragedia y melodrama.
    Tengo en casa The Public Image, que leeré muy pronto.
    Un saludo.

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    1. Totalmente de acuerdo. "Divertidísima" es dificilmente aplicable a casi ninguna novela de Spark, y a esta concretamente claramente no (te anticipo que a "The Public Image" que es muy diferente, tampoco). Esa mezcla de sonrisa o risa y el rictus de los malos momentos aparece mucho en la obra de Spark.
      Saludos.

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  3. De nuevo vuelvo a encontrarme con esta escritora. La tengo en la lista de lecturas pendientes, desde que vi una entrada de su novela La plenitud de la señorita Brodie, que me llamó mucho la atención.
    Ahora con tu fantástica entrada me he acabado de convencer.

    Un saludo ^^

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    1. Muchas gracias por tu comentario, MAV.
      Creo que Spark está en la lista pendiente de muchos lectores, dada su extraordinaria calidad y la relativamente escasa difusión que tienen aquí sus novelas. Esperemos que Impedimenta, con ediciones tan buenas como ésta, contribuya a poner remedio a la situación.
      Saludos.

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  4. Aqui otro filólogo inglés con un conocimiento más bien escaso de la señora Sparks, aunque evidentemente no importa que haya leido solo una o dos de sus obras. Estamos ante un clasicazo imprescindible a reivindicar en nuestras tierras.

    ¡Ah, Impedimenta! Tenemos que estarles eternamente agradecidos por su labor.

    Un saludo!!

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    1. Totlamente de acuerdo en el reconocimiento a la labor de Impedimenta. En lo que respecta al desconocimiento de Sparks entre los filólogos, ¿puede que se deba a que no es todavía lo bastante "clásica" como para incluirla en los currículos? Me sorprende más la poca popularidad de que goza entre el público general. ¿Es quizá demasiado británica? A mí me encanta que un autor me desconcierte, pero no sé si ese sentimiento es compartido por el gran público.
      Saludos.

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  5. Magnífica tu entrada, como siempre. Mira que me devuelves la fe en muchas cosas :)
    Te cuento muy breve. Mi novela en Amazon, rebautizada como La vida escrita en tu nombre, se ha colocado en cuarta posición entre los más vendidos, lo cual no dice nada de su calidad literaria (sobre todo porque cuesta un euro). ¿Algún día te animarás?

    Gracias por ser tan amable que hasta no te molesta que me pase de vez en cuando por aquí a ver si, cansineándote, lo consigo :)
    Un abrazo.

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    1. Empezaré por el final: no me molesta en absoluto que me recuerdes de vez en cuando que tengo una deuda contigo. Cumpliré.
      Continúo por lo importante: felicidades por la acogida que está teniendo tu novela. Como creo que ya te he dicho, no la he leído entera, pero sí la leí hace tiempo por encima, y no me sorprende nada ese éxito. Pero de eso ya te hablaré.
      Saludos.

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    2. Aiiiimsssss, ¿cómo puedes decirme eso y ya? Hombre, eso es un poquito cruel para alguien que espera opiniones como las tuyas (buenas o malas, pero opiniones) ;) Y más (cruel) después de todo lo que llevo pasado estos días. Lee mi entrada, si tienes un rato.

      http://plateroyellos.blogspot.com.es/2012/05/te-han-secuestrado-un-manuscrito-ti.html

      Esto de ser una pardilla en el mundo de la literatura cuesta muchos disgustos.

      En fin, cuando algún día puedas leer mi novela, no la compres en Amazon, pídemela, por favor, estaré encantada de enviártela.

      Un abrazo,
      Amelia

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  6. Pues yo también admito mi pecado con Muriel Spark a riesgo de ser regañado por Oscar.
    Como poco puedo añadir a esta entrada, me contentaré con comentar sobre el tema de las emociones y los libros, en concreto la risa o el miedo. Sonrisas puede ser, pero eso de reírme a carcajada ante una "divertidísima" novela todavía estoy por verlo (bueno acabo de recordar que leyendo Manolito Gafotas a mis hijos me reía como un poseso, pero son las menos). Igual me sucede con el miedo, pues la palabra escrita solo me ha producido en un par o tres de ocasiones esa sensación que tan facilmente consigue el cine. Lo cual me indica que estamos en una cultura visual muy potente, algo que nuestros antepasados no hubieran concebido.
    Un abrazo.

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    1. La verdad es que es un tema muy interesante. Dicen que en el cine es más difícil hacer reír que llorar. No sé si ese principio se aplica a la literatura, pero en mi caso yo sí que me he reído a carcajada limpia (no mencionaré los libros, porque es cierto que cada vez que alguien me ha dicho "con este libro te reirás" te puedes imaginar que no ha sido así), mientras que apenas una escena me ha hecho llorar (el abuelo reconociéndose en su nieto en La sonrisa etrusca). En cuanto al miedo, me parece un poco más difícil de definir. ¿Miedo a qué?
      Un abrazo.

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  7. Por mi parte no hay nada que perdonar al respecto de tu primera incursión lectora en la obra de Spark, más que nada porque pertenezco al club que está frente al de óscar, es decir al del de los ignorantes que solo conocemos a esta escritora de oídas. No obstante, después de tu artículo y de vuestros comentarios creo que eso tiene arreglo.
    Un saludo.

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  8. Y es que afortunadamente, en esto de los libros, todo tiene arreglo. No te arrepentirás.

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  9. Niño, estoy presentando tu blog en algunos de los grupos de lectores en los que de vez en cuando promociono mi novela. Que tengas tan pocos seguidores es un desperdicio. Tus reseñas son fabulosas, muy curradas, muy cuidadas.
    Ciao.

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    1. Muchas gracias, Amelia. Supongo que a todos nos gustaría tener más seguidores, pero estoy orgulloso de que entre los míos prime la calidad sobre la cantidad.
      Intento currarme un poco las entradas, y la verdad es que me lo paso muy bien haciéndolo, aparte de que me ayuda a profundizar y reflexionar sobre lo que he leído. Creo que lo haría igual aunque no me leyera casi nadie.
      Un saludo.

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  10. Hola:

    Aunque un poco tarde, solicito formalmente mi ingreso en el club de los sparkianos. Esta novela tiene esa virtud que alguna vez oí aplicada a los buenos bailarines: hace que lo difícil parezca sencillo, que lo que ha costado tiempo y dolor se presente como la personificación de la gracia y la levedad.

    Tu reseña, profunda y detallada, me ha devuelto al gratificante terreno de la relectura.

    Me he tomado la libertad de citar tu reseña al final del comentario que he hecho de Las Señoritas(...) hace unos días en mi blog. Espero que cuando tengas un rato le des una lectura, es muy breve:
    http://heroinasdiscolas.blogspot.com.es/2012/07/las-senoritas-de-escasos-medios.html

    Un comentario final, no puedo estar más de acuerdo contigo en tu apreciación sobre el personaje de Selina, a mi me transmitió una sensación de valor y seriedad totalmente coherente con las armas de las que disponía: belleza, modales y sentido común.

    Un saludo,

    Sonia

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    1. Muchas gracias, Sonia, por tu comentario, y bienvenida al blog (y al club de los sparkianos).
      Confieso que todavía no he leído nada más de Spark, aunque tengo una novela suya esperándome en casa. Sin embargo, y juzgando por la única obra suya que conozco, me parece que esta autora consigue eso tan difícil que es crear un estilo propio que no se parece a ningún otro.
      Gracias por el enlace. Me ha gustado mucho tu reseña y otras que he visto por ahí. Tienes un seguidor más.
      Un saludo.

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    2. Gracias por tu visita. En cuanto me anime con otra de Spark (que será pronto) te cuento. Espero que sigas cultivando este oasis literario. Hay mucha sequía por ahí fuera.

      Sonia

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