
Tras esta primera parte (el libro está dividido en diez) que actúa a modo de prólogo, el libro adquiere una forma un tanto más "convencional". En la segunda sección del libro nos vamos introduciendo en la historia familiar de David Kobra, alter ego de Konrad, una historia que, como la de cualquier ciudadano europeo, y más aún, de extracción judía, está marcada por los acontecimientos políticos de la época.
En el resto de capítulos, entre saltos de narrador y personajes, a veces en un mismo párrafo, pero siempre de forma que el lector nunca se sienta perdido, se desarrolla la historia de David Kobra, nacido, como el autor, en 1933; de sus amigos János Dragomán y Antal Tombor, así como de sus respectivas familias, mujeres y amantes.
Resulta imposible abarcar en una breve reseña la enormidad de este libro. Para que os hagáis una idea, os diré que en él tenemos desde la tragedia familiar de Kobra, que vio cómo las nazis se llevaban a sus padres, que luego vivió en Budapest, en un piso "protegido" por Suiza (uno nunca deja de aprender cosas sobre la segunda guerra mundial) y que perdió a tíos, primos, e innumerables amigos; hasta la historia reciente de su país desde el punto de vista de un escritor incómodo y por ello, censurado; pasando por agudas reflexiones sobre literatura, Nueva York, libertad, cine, fidelidad conyugal, política, Budapest; o por el retrato de unas relaciones amistoso-familiares que no dejan de rayar en el incesto. Prefiero no tener el libro delante de mí en este momento, porque si empezara a incluir citas, no podría parar; si empezara a recordar las ideas con las que nos bombardea sin cesar el autor, se me agotaría el blog.
Hay que decir, no obstante, que no es una novela perfecta. Algunas partes de los capítulos dedicados a los personajes femeninos no han acabado de convencerme. Creo que estos no están del todo bien diferenciados (aunque quizá sea que el número de personajes y, como digo, la relación casi incestuosa que se establece entre ellos abruma y confunde al más pintado). El ombliguismo literario no es del gusto de todos, y en esta novela abunda. Y sinceramente, las últimas 40 páginas mehan resultado agotadoras. Ojo, no aburridas. Antes al contrario, apabullantes, como el primer capítulo, y pesadas de digerir.
En fin, un libro impresionante, para aquellos que gusten de sesudos novelones centroeuropeos. Para leer y releer.
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